El ascenso de Adolf Hitler

Los señores de las finanzas hace un breve pero interesante y acertado repaso al final de la obra de la situación que propició el ascenso de uno de los mayores asesinos de la historia al poder. 

En un contexto de indecisión y falta de autoridad en la política alemana, la figura de Adolf Hitler resultó bastante atractiva debido a su fuerte carisma y buena propaganda que presentaba a los votantes. 

Frecuentemente, este fuerte carisma se concibe como la causa principal del ascenso de Hitler al poder, sin embargo, se suele subestimar el contexto socioeconómico en el que se encontraban los ciudadanos alemanes.

A principios de la década de los 30, en plena Gran Depresión, la situación en Alemania comenzaba a ser insostenible. Tras la crisis de verano de 1931 Alemania no cumplió con el pago de las indemnizaciones y no abandonó el patrón oro obsesionada por el miedo a la inflación, recordando la hiperinflación de principios de los años 20, renunciando a los beneficios de una moneda barata al igual que hicieron otros países. De esta forma, cuando Gran Bretaña devaluó la libra, se desplomó el comercio exterior alemán. 

El abandono del patrón oro resultó ser una de las claves de la reactivación económica y Alemania la ignoró. 

Además, un profundo sentimiento de malestar y resentimiento había penetrado en la población alemana, debido principalmente a la falta de comprensión y ayuda del resto de países y a las indemnizaciones. A esto hay que sumar que el continuo declive económico de 1931 provocó todavía más agitación política. En agosto de 1932 los nazis obtuvieron 230 escaños, más del doble que en las anteriores y  convirtiéndose en el principal partido del Reichstag. Sin embargo, el presidente Von Hindenburg todavía no estaba dispuesto a invitar a Hitler a ocupar el cargo de canciller. 

No fue hasta enero de 1933 que debido a la presión popular, el apoyo del reconocido Hjalmar Schacht (uno de los principales recaudadores de fondos del partido NAZI) y la firma de una declaración pública instando al nombramiento de Hitler de 22 importantes industriales, que el presidente tuvo que ceder ante las presiones y nombrar al "Cabo de Bohemia" como canciller.

Hitler, que mostraba poco interés por la economía, tenía dos objetivos principales: combatir el desempleo y obtener dinero para el rearme.

Sin embargo, su nombramiento provocó un gran pánico financiero y 380 millones de $ salieron del país, por lo que se aumentaron los tipos de interés al 5%, mientras los precios paralelamente subían un 7% anual. Por esta razón, se redujeron los salarios y comenzó la pesadilla de la deflación alemana, que motivó aún mas el rearme ya que se crearon numerosos puestos de trabajo dedicados a el mismo. 

Aquí comienza la pesadilla del régimen NAZI, que finalizó con la Segunda Guerra Mundial, en lo que, seguramente, era la única salvación para la economía mundial. 

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