Consecuencias económicas de la Guerra de Cuba


En un momento en el que las potencias europeas se encontraban inmersas en un proceso de colonización en África y Asia, España sufría precisamente la pérdida de los últimos restos de su imperio colonial. Lo cual no hizo sino poner de manifiesto algo que ya resultaba evidente: la pérdida definitiva de su protagonismo en la política mundial. 

En pleno colonialismo  España comenzaba a quedarse en la cola de Europa, lo que sería un antecedente de lo que ocurriría en el futuro. En esta entrada estudiaremos las consecuencias económicas de la Guerra de Cuba de 1895-1898 a España y su resultado, El Desastre del 98.


En 1898, EE UU decide declarar la guerra a España mediante el pretexto del hundimiento, tras una explosión, del buque de guerra “Maine”, anclado en el puerto de La Habana. Resulta interesante resaltar que EE UU al mismo tiempo que realizaba un informe sobre el hundimiento hacía una propuesta para comprar la isla. Tras diversas batallas, el 10 de diciembre de 1898 se firmó la Paz de París, por la que España reconocía la independencia de Cuba y cedía Puerto Rico, Filipinas y la isla de Guam a EE UU por 20 millones de dólares, ya que era consciente de su superioridad armamentística que podía poner en peligro otros territorios como las Canarias, las islas Baleares y las demás posesiones africanas en el norte de África y Guinea Ecuatorial.


La pérdida de las últimas colonias, como consecuencia del Tratado de París, supuso para España, en primer lugar, una consecuencia territorial, o sea, el fin del imperio colonial y la postergación, por tanto, en la política internacional, y, además, unas pérdidas humanas, que se elevaron a más de 50.000 muertos y varios cientos de miles de heridos.


Pero las consecuencias fueron mucho más graves. A partir de esas pérdidas, la sociedad española y la clase política se sumieron en un estado de desencanto y frustración a la que se dio el nombre de "Desastre del 98". Significó no sólo la destrucción del mito del imperio español, sino la evidencia de que España había pasado a jugar un papel secundario en el contexto internacional. 


En el ámbito económico no todo fue negativo. Las pérdidas, aunque inicialmente muy importantes al desaparecer para España los ingresos que proporcionaba la exportación de azúcar, café o tabaco, además de perder el mercado colonial para las manufacturas españolas, se vieron compensadas con otras actuaciones tales como las medidas con las que el ministro de Hacienda Fernández Villaverde puso en marcha para sanear la Hacienda pública y la repatriación de capitales a España.


Los economistas de la época anunciaban una gran crisis nacional tras las pérdidas de las últimas colonias, pero la realidad dijo otra cosa, se produciría un renacimiento económico. La industria textil se vio resentida en los primeros momentos, sin embargo la demanda nacional cubrió los ingresos sin problema de esta industria. La segunda industria más importante, la siderúrgica, no se vio afectada debido a que esta había tenido vetada la entrada a las colonias por el sistema de franquicias y además se vio favorecida por la entrada de capital extranjero francés, belga, inglés y alemán. Otra causa de este renacimiento económico fue el aumento de los flujos monetarios y  la pérdida de las colonias, que provocó que muchos empresarios de las colonias de origen español decidieran traer sus capitales a España lo que propició la creación de muchos bancos privados.

Para la Corona española, el mantenimiento de las colonias suponía un gran gasto gubernamental, sobre todo militares por las batallas que mantenían con los insurrectos de las colonias.


Fuentes de información: https://www.unprofesor.com/ciencias-sociales/consecuencias-del-desastre-del-98-2020.html#anchor_2
https://albalathistoria.files.wordpress.com/2017/03/la-crisis-de-1898-consecuencias-economicas-politicas-y-sociales.pdf






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